¡Menuda sorpresa nuestra habitación en el hotel Migjorn!
Consiguieron sorprenderme. Mis amigas me obsequiaron con un regalo con el que sabían que acertarían. ¡Nos íbamos a Ibiza! El fin de semana prometía. El clima nos acompañaba con un impresionante cielo azul, y un sol fulgurante auguraba que volveríamos a nuestras casas con el bronceado deseado…
Nada más entrar a la recepción de los apartamentos Migjorn Ibiza, me embriagó la certeza de que me esperaban dos días de descanso, paz, relax, buena gastronomía y diversión. Estábamos en Playa d´en Bossa, una de las playas más largas y con más ocio de la Isla Blanca, y nos íbamos a hospedar en los apartamentos Migjorn. Nada podía salir mal.
Una habitación impresionante, espaciosa, y con todos los detalles que podíamos necesitar, nos aguardaba para conseguir que nos sintiéramos mejor que en casa. Tras cambiar nuestro atuendo y ponernos cómodas, decidimos experimentar todas y cada una de las experiencias que Migjorn Ibiza ponía a nuestra disposición.
Decidimos empezar nuestra estancia refrescándonos en el “Pool bar” de la piscina, situado al lado de las camas balinesas, mientras poco a poco nos íbamos impregnando de la brisa y de la esencia ibicenca, entre risas y sorbos de nuestro cóctel. Tras refrescarnos por dentro, ¡lo hicimos también por fuera!
Varios chapuzones y relax tumbados bajo el sol fueron el aperitivo idóneo previo a irnos de “shopping” antes de cenar, no nos hizo falta movernos demasiado… Migjorn dispone de una boutique muy completa, dentro de su mismo complejo de apartamentos. Vestidos blancos y de brillantes colores al más puro estilo Adlib, o lo que es lo mismo con la esencia típica ibicenca, cuajados de encajes, bolsos, complementos de colores… Convierten la visita a la boutique en imprescindible, si tu intención es llevarte puesto un recuerdo de la isla de una de las mejores diseñadoras de las Pitiusas, Piluca Bayarri ¡quien nos atendió y asesoró personalmente!
¡Era todo tan bonito!
Después de una noche mágica por la isla, todo nos parecía diferente, y tras la visita de rigor a la piscina, y asistir a nuestra cita con el sol y las hamacas, nos apeteció mover un poco el esqueleto, p
ero esta vez, ¡en el gimnasio de Migjorn!
Tanto deporte nos abrió el apetito. El restaurante Unic de Migjorn, hizo honor a su nombre con un menú delicioso, preparado por su chef David Grussaute, que consiguió implantar en nosotras conceptos nuevos de la gastronomía Mediterránea, que desbordaban calidad y creatividad surtida de productos ibicencos y naturales.
Tras el banquete, y siendo ya nuestra última tarde en la isla, no podíamos irnos de Migjorn sin probar su spa y los tratamientos de belleza que allí se hacen. ¡Qué maravilla!
Circuitos de hidroterapia, masajes descontracturantes, relajantes, reflexología tailandesa…pero sobre todo, muy recomendable, los “Rituales del Mundo” que se realizan exclusivamente en Migjorn Ibiza, y que te dejarán como nuevo.
Y así, renovadas, relajadas y felices, volvimos a nuestras vidas cotidianas, eso sí con un nuevo look y un color de pelo acorde con nuestro moreno en el propio salón de belleza del hotel. Agradezco a Migjorn Ibiza su trato atento y personal, consiguieron que nuestra estancia fuera maravillosa.
Estoy deseando que vuelva a ser el cumpleaños de alguna de nosotras, para hacerle el mismo regalo que me hicieron a mí, y volver a hacer de un fin de semana en Ibiza, un recuerdo inolvidable.